Arturo Prat y su tripulación inmortal

Los Héroes de Iquique

Arturo Prat y su tripulación inmortal

Quien visite la costanera de la ciudad de Arica, frente al imponente Morro histórico, verá la figura gallarda en bronce del héroe máximo de la Armada nacional, el capitán ninhuano Arturo Prat Chacón, señalando con su sable hacia el sur, hacia Iquique, donde se inmoló cumpliendo su deber en el holocausto de la Esmeralda, en un acto quizás premeditado, saltando al abordaje del poderoso acorazado peruano, acción que lo catapultó a la inmortalidad llenando de orgullo los corazones de sus connacionales hasta el día de hoy, dadas las circunstancias en que se produjo aquella acción de armas, una hazaña como pocas en el mundo.

"Al abordaje muchachos" es la frase que proyectó a la eternidad a este marino íntegro junto a sus tripulantes y a la guarnición de la vieja mancarrona, como la apodaban cariñosamente.

Sin habérselo propuesto, se vieron envueltos en aquella noble gesta. Su memoria se conserva intacta en la mente de todos los chilenos.

Desde nuestra infancia nos quedan grabados los óleos de Álvaro Casanova y Thomas Somerscales que tratamos de imitar, con nuestros torpes dedos empleando lápices de color, no olvidando destacar el famoso salto del capitán y el hundimiento de la Esmeralda.

Años antes, en 1865, con motivo de la guerra contra España, algunos de sus tripulantes, los guardiamarinas Arturo Prat, Carlos Condell y Luis Uribe, como ironía del destino en la batalla de Papudo, con gran destreza intervinieron en la captura de la goleta Covadonga, arrebatándosela a la escuadra española que rondaba nuestras costas en la guerra contra la nación ibérica.

El nombre de esta nave recuerda a la virgen homónima venerada en Asturias y en la victoria de los visigodos sobre los moros.

El 16 de mayo se recuerda la muerte de don Wenceslao Vargas, el último sobreviviente de la Esmeralda. Numerosos fueron los protagonistas de la gesta de Iquique que permanecen incógnitos, con excepción del sargento Juan de Dios Aldea, de 26 años.

En la nómina se incluían muchos jóvenes y 34 muchachos de corta edad que no tenían más de 15 años, aunque, excepcionalmente se encontraba el niño grumete de 10 años , Juan Emilio Amigo, quien no sucumbió en el combate. Eran tiempos en que la corta edad no era novedad, porque a los 13 ó 14 años comenzaban su carrera los hombres de mar.

Cayeron el tomecino Gregorio Araya de 16 años; Gaspar Cabrales, el corneta de 15 años; los grumetes de 14 años José Briceño, Antonio Espino, Baldomero Orrego y el quirihuano Pantaleón Cortés, entre 146 hombres, quienes abandonaron este mundo junto a su capitán y se sumieron en la nebulosa del tiempo y del olvido.

Sólo sobrevivieron 54 hombres de 200, algunos de los cuales fueron los marineros José Gutiérrez y Esteban Barrios, el guardiamarina Arturo Fernández Vial, cuyo nombre permanece en la denominación de un equipo de fútbol penquista y los grumetes Adrián Guzmán, Manuel Concha, José Mercedes Álvarez, Zacarías Bustos, José Emilio Amigo y Wenceslao Vargas.

Este fue el más longevo de todos los veteranos. "Sobrevivió" hasta los 93 años.

Por ley especial fue ascendido a vicealmirante como una manera de homenajear a los tripulantes de la Esmeralda. Falleció en 1958.

El ayudante cirujano, Germán Segura, fue entrevistado por la revista Selecta el año 1911, donde relató los pormenores de la batalla naval y de su rescate.

Todos ellos nos dejaron un legado que siempre será preservado en la memoria colectiva para comprender el pasado y el presente de nuestro país y el valor de nuestros antepasados...


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